miércoles, 30 de julio de 2008

Último post y relato de despedida

Este blog nació para contar mis impresiones y pensamientos durante mi año estudiando en los Estados Unidos. Durante esos 9 meses he escrito aquí muchas de mis experiencias en un país increible pero muy distinto a España.

Mi paso por Norteamérica ha dejado su huella en mi vida. En octubre me voy a vivir a Seattle, en el estado de Washington, por motivos de trabajo. Es una buena oportunidad que no voy a desaprovechar, y seguro que vivo grandes momentos allí. Pero siempre es difícil marcharse a un lugar desconocido, empezar de cero y dejar tantas cosas atrás en tu país. Habrá también malos momentos, en los que echaré de menos a mi familia y a mis amigos.

Me gustaría poder reflejar todo eso, como recuerdo y como liberación, y creo que para eso este blog se queda pequeño. Por eso voy a empezar un nuevo blog, más personal y profundo que este, en el que escribiré sobre sentimientos, pensamientos y cosas que se me pasen o que se me pasaron por la cabeza en algún momento.

También escribiré relatos, como el que dejo a continuación, que será el último post de este blog y el primero del nuevo. Espero que os guste.


ABRAZOS

- “Me encantan los abrazos” – dijo ella con una sonrisa.

Acto seguido le abrazó. Fue uno de esos abrazos que transmiten sentimientos, que dicen muchas cosas sin necesidad de hablar. Porque hay abrazos y abrazos, y sin duda ese era un abrazo de verdad.

Él nunca antes había oído a una chica decir algo así. Las demás mujeres con las que había compartido su lecho preferían besos o simplemente sexo. Pero ella era distinta, no era como las demás. Siempre sonreía, y sus ojos, aún siendo pequeños, estaban llenos de sabiduría y de ganas de vivir.

Por un momento pensó que quizá había encontrado eso que llevaba tanto tiempo buscando sin saber muy bien qué era. Y la estrechó entre sus brazos, abrazándola con todas sus fuerzas, como si no quisiera dejarla escapar jamás, consciente de que quizá no volviese a vivir un momento así en mucho tiempo. Dejó caer sus párpados suavemente y por unos segundos sintió que era completamente feliz.


Pero con los tenues rayos del amanecer se acabó aquella noche mágica y la vida siguió su curso. Todo era distinto a la luz del sol.

Durante el día apenas hablaron, salvo algún que otro gesto cariñoso cuando se cruzaban. Llegó la noche, y tampoco se dijeron nada. Se miraban de vez en cuando, pero no se atrevían acercarse el uno al otro. A media noche, ella, cansada, se retiró a su habitación sin despedirse. Él no entendía nada. ¿Estaría arrepentida? ¿Le daba vergüenza? Sentía un profundo dolor en su interior, y su cabeza ardía con el recuerdo de su cálida piel.

Quizá fue el destino, o simplemente casualidad, pero la noche siguiente se volvieron a encontrar. El cielo estaba precioso, lleno de estrellas, y la luna, de un color rojizo, iluminaba levemente las montañas del valle. Querían contemplar las estrellas alejados del ruido de los otros habitantes del pueblo y de pronto allí estaban los dos, solos, únicamente rodeados de árboles y de picos que soñaban con poder tocar el cielo algún día.

No se dijeron nada, tan solo se abrazaron. Y quién sabe cuanto tiempo estuvieron así, porque durante ese instante el resto del mundo no importaba. Después hablaron. Hablaron sin dejar de abrazarse. Hablaron sobre su pasado, sobre los sentimientos, sobre lo bien que se sentían el uno junto al otro. También hablaron sobre antiguos amores, y ella le confesó que tenía muchas cosas en la cabeza y que quizá este no era el mejor momento.

Desde aquella noche, cada día que pasaba hablaban menos. Él veía que ella no lo estaba pasando bien. Y sufría, porque quería ayudarla y no podía, y porque se sentía ignorado. No sabía que hacer, y por eso decidió esperar. Y esperó, y esperó, pero ella seguía sufriendo y él lo pasaba cada vez peor. Porque bien es sabido que esperando jamás se solucionó ni el menor de los problemas.

Llegó el momento de la despedida, el final de aquellos días apartados de la rutina diaria. Consciente de que posiblemente no la volvería a ver nunca más, mientras le decía adiós, puso en su mano un pequeño objeto muy especial para él. Era un dado, un dado rojo de 20 caras. Un dado pequeño, pero aún siendo pequeño tenía todas sus caras simétricas, exactamente del mismo tamaño. Un icosaedro perfecto. Se lo dio con la esperanza de que algún día, quizá dentro de varios años, cuando viese aquel dado, recordase aquellos momentos juntos, pequeños pero muy bonitos. Ella respondió con un ‘gracias’ y un ‘lo siento’, y cada uno siguió su camino.

Y es que muchas veces en la vida no basta con encontrar a la persona adecuada. También hay que encontrarla en el momento preciso.

viernes, 6 de junio de 2008

Blog Cerrado Temporalmente

¡Hola a todos!

Cómo ya habréis apreciado, el blog lleva inactivo desde hace casi dos meses. Esto se debe a que regresé a España el 8 de Mayo y desde entonces he estado bastante liado con el Proyecto Fin de Carrera.

Este año en Estados Unidos ha sido INCREIBLE, una etapa de mi vida que jamás olvidaré. Os recomiendo a todos que os vayáis un año a estudiar fuera, porque se aprenden muchas cosas, se conoce a mucha gente que merece la pena y le abre a uno un poco los ojos. Si alguien tiene pensado ir a Albuquerque o a Estados Unidos de intercambio, que no dude en contactar conmigo por e-mail (angeliti [arroba] gmail.com) o por Messenger (angeliti999 [arroba] hotmail.com) si quiere preguntarme algo o necesita algún consejo. Estaré encantado de ayudarle.

El 24 de Junio presento el Proyecto y por fin acabo Ingeniería Informática, y el 28 me voy a la playa con mis amigos. A partir de ahí empieza mi verano, y tengo pensado pasar algunos días en Jaraíz, otros en la playa con mis padres y quién sabe que más cosas.

Mi aventura en Microsoft comienza la primera semana de Octubre. Ya me han concedido el visado, por lo que todo parece indicar que la cosa seguirá adelante. El blog permanecerá desactualizado hasta entonces.

¡Suerte con los exámenes y que paséis un buen verano!
Ángel.-

miércoles, 16 de abril de 2008

El flequillo: un problema que nos afecta a todos

El año pasado, una peligrosa plaga empezó a extenderse por España. En un principo, sólo afectó a algunas mujeres. Sin embargo, hoy en día, el 99% de nuestras jóvenes se encuentran infectadas. Sí, se trata del flequillo, y más concretamente del denominado FLEQUILLO RECTO.

El flequillo ha llegado hasta al telediario!

La característica básica de un flequillo recto es que el pelo del flequillo es perpendicular al hueso de la nariz, es decir, orma un ángulo recto con este. Cuanto más se aleje de los 90º, más guapa estará la chica, pero con más frecuencia le recordarán sus amigas (que también tendrán flequillos) que debe ir a la peluquería a arreglárselo.

En algunas ocasiones, el flequillo suele venir acompañado de una reducción general del resto del pelo, generalmente a la altura de los hombros o más corto, lo que en conjunto da lugar a un look como de los años 60 bastante feo. Por supuesto, este efecto se ve incrementado si los laterales también están cortados "con regla". Veamos un ejemplo:

Flequillo "años 60"

Según estudios de la universidad de Berkley, California, el 99.5% de las mujeres están más guapas sin flequillo que con él. Las mujeres americanas lo saben (salió en todos los periódicos) y jamás se harían ese corte de pelo. Además, en algunos estados está prohibido, bajo multa de $200. Entonces, ¿por qué en España es practicamente imposible encontrar a una chica de entre 16 y 25 años sin flequillo? ¿Acaso no se dan cuenta al mirarse al espejo de que les queda FATAL? Bien, la explicación es sencilla, y está relacionada con las peculiares características del ciudadano español medio.

La comparación no deja lugar a dudas

En primer lugar, entre las jovenes españolas se respira un ambiente es falsedad, y las mejores amigas del mundo no dudarían en darse puñaladas traperas si llegase el momento. Esto da lugar a la siguiente situación:

- Pepita: "¡Mira tía, acabo de venir de la peluquería y me he dejado flequillo! ¿Qué tal me queda?"
- Juanita: "¡Te queda genial! (Pensamiento real: Vaya mierda de peinado)"

El pan de cada día. El resultado de tanta falsedad es que la chica en cuestión se piense que el flequillo realmente le queda bien. Y nada más alejado de la realidad...

También influye mucho el "efecto borrego". Si una de las chicas del grupo se deja flequillo (sobre todo si es la que más liga), en menos de un mes el resto se lo habrá dejado también.

Yo me quedo con la de la izquierda

Sin embargo, la población masculina también tiene parte de culpa. Bien sabido es que, por lo general, el jovene español está falto de sexo. Esto conlleva que cuando una chica le pregunta que cómo le queda el flequillo, la respuesta sea que está guapísima y que le queda genial. Todo esto con vistas a ligar con ella y conseguir sexo, por supuesto, porque es consciente de que diciendo la verdad ("Te queda como el culo, hija mía") no tendría nada que hacer.

Colección de flequillos

Ahora mismo, querido lector, te estarás preguntando asustado qué es lo que puedes hacer para acabar con esta atrocidad hacia la belleza femenina. Tranquilo, es muy sencillo. Sólo tienes que decirle a tu novia y amigas la verdad. Aquí tienes un pequeño tutorial que te servirá de gran ayuda:

- Tú: "El flequillo ese que te has hecho te queda fatal"
- Ella: "Pues mi amigo/a X me ha dicho que estoy mucho más guapa"
- Tú: (Caso A) "Es mentira. Tu amigo X sólo quiere acostarse contigo"
(Caso B) "Es mentira. Tu amiga X es una falsa y lo sabes"

Eso es suficiente. La hará reflexionar, y con un poco de suerte, en unos días volverá a tener aquel peinado que le sentaba tan bien.

Chenoa también se pasó al flequillo recto

Amigos, sólo con esfuerzo y sacrificio podremos solucionar este grave problema que azota actualmente nuestro país. Mandadle este mensaje a todos vuestros conocidos, pues muchos no son conscientes de la terrible situación que estamos viviendo.

Un saludo y muchas gracias por vuestra colaboración.
Ángel.-


ACLARACIÓN: El uso de la palabra flequillo en este post se refiere al flequillo RECTO, no a otros tipos de flequillo como es el llamado flequillo cortina o lateral, que le queda genial a muchas mujeres. Este es un ejemplo:

Así sí =)

lunes, 14 de abril de 2008

Tyler y la tortura voluntaria

Tras el éxito del post anterior, hoy me gustaría escribir sobre una persona peculiar y una historia subrealista. Se trata de Tyler Corey, un amigo de mi compañero de piso Bob, y de como se quitó un tatuaje que se había hecho en el cuello.

Tyler con un ligue

Tyler es una de esas personas a las que se la suda el mundo. Ha tomado (y sigue haciéndolo) todo tipo de drogas, desde alcohol, tabaco y marihuana, que consume habitualmente, hasta cosas más específicas como setas, opio o vicodina combinada con otros medicamentos. Además, tiene varios piercings y tatuajes por todo el cuerpo, la mayoría de los cuales se hizo cuando estaba drogado.

Tyler haciendo el tonto

El chaval es buena gente, y cuando viene a casa a ver a Bob siempre tiene historias interesantes que contar. La última fue que acababan de detener a su compañero de piso porque un RA (Resident Advisor) entró en su cuarto y se encontró heroina, cocaina, marihuana y otras muchas drogas en grandes cantidades. También suele echarle fotos con el móvil a sus novias con las tetas al aire, y cada vez que se liga a una nueva le enseña a sus amigos la foto orgulloso. Un auténtico crack.

Foto artística

Un día al llegar de clase, en el pasillo olía a cochinillo quemado. Cuando abrí la puerta me encontré una imagen impactante: Tyler con un mechero quemándose el cuello.

-Hola Ángel. Me hice un tatuaje detrás de la oreja cuando estaba ciego el otro día y no me gusta, así que me lo estoy quemando para quitármelo -me dijo.

Así, sin más. Como si fuera lo más normal del mundo. Se ría y todo, mientras la llama del mechero le quemaba el cuello.

El individuo en cuestión

Yo me fui a la ducha, y después de secarme y vestirme me acerqué a ver como iba la quema. Al parecer lo del mechero no había funcionado, y iban a probar una nueva técnica. Entonces, miré a la cocina y vi horrorizado que estaban calentando un cuchillo en el fuego.

-¿Pero estáis tontos o qué? -les dije a Bob, a Bryan y al moro, que estaban allí ayudando a Tyler -¿Pensáis hacerle como a las vacas, cuando las marcan con el sello al rojo vivo?

Y vaya que si lo hicieron. Tyler se quitó la camiseta, se la metió en la boca para amortiguar el grito agonizante que iba a dar el breve, y se puso de rodillas, con la cabeza apoyada sobre la mesa. Entonces, Bob, cogió el cuchillo al rojo vivo y se lo colocó sobre el cuello unos segundos. Un aullido de dolor se escapó entre la tela de la camiseta, y a los 10 segundos Tyler ya estaba de sonriente, echándose agua en el cuello y pidiéndole a Bob que lo hiciese de nuevo.


La tortura, en directo

Repitieron la operación tres veces más. Pasados unos días, Tyler me comentó que le había salido una cicatriz de la quemadura, se la había arrancado y el tatuaje se había quedado pegado a la piel arrancada. Así que ya sabéis, si queréis quitaros un tatuaje este es el método!

jueves, 10 de abril de 2008

Kasa Okupada

Ha pasado casi un mes desde el último post. Muchos personas habrán dejado de visitar este blog, pensando que ya no iba a actualizarlo nunca más. Sin embargo, aún queda gente (espero) que lo consulta habitualmente, a sabiendas de que tarde o temprano llegará una actualización que hará que la espera haya merecido la pena. Y por fin ha llegado el momento. Para ellos, mis lectores más fieles, va esta historia.

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Como algunos de vosotros sabréis, y otros no, este segundo cuatrimestre en Estados Unidos vivo en un apartamento con cuatros personas, en vez de en una habitación. El motivo del cambio fue la terrible comida del comedor universitario. Las tres otras personas con las que comparto apartamento son las siguientes:

- Amr, alias EL MORUNO. Mi vecino en la antigua residencia. Nos unen grandes experiencias juntos, como el viaje a San Diego o el robo de la barbacoa. Su peculiar estilo de baile (ya subiré un video) le hubiese garantizado más de una paliza en España, pero aquí tiene un gran éxito. Juega al fútbol en el equipo de la universidad. En más de seis meses juntos sólo le he visto una vez entrando a la ducha.

El moruno

- Bob. Ya vivió el año pasado en el apartamento. Tiene la habitación más grande, donde disfruta de una pantalla plana de plasma y una XBox 360. Es el típico americano: rubio, siempre con gorra, y su madre le manda galletas de chocolate todas las semanas. No obstante, es un gran tipo, y ahora es de mis mejores amigos americanos. Me lleva en coche siempre que lo necesito, y yo a cambio le doy tortilla de patatas y le presto mi PSP. Tiene una novia muy guapa, que le llama todos los días, pero como está estudiando en San Antonio, comprende su situación y le deja que esté con otras chicas. Cosas de este país =)

Bobby

- Bryan. Estudia inglés. Apenas sale de su cuarto, pero no hace ningún ruido. Tiene contratada televisión por cable y allí se pasa las horas. Creo que tiene otra casa en Albuquerque (la de sus padres), y va allí a veces. Nunca le he visto comer ni cocinar. Es más, nunca he tenido la certeza de que está durmiendo, porque lleguemos a la hora que lleguemos a casa siempre está en pie. Este chico sigue siendo un misterio para mi.

Bryan

Bueno, hasta aquí todo bien. Ningún problema, pensaréis. Pero sí, hay un problema, y ese problema tiene nombre y apellidos: Lucy Packard. Se trata, ni más ni menos, que de la novia del moruno, que es subnormal y a la cual ya dediqué un post hace tiempo.

Lucy con un niño en calzoncillos

Ya antes de que empezasen las clases, y nada más llegar de Nueva York, Lucy y su amiga Kelly se plantaron en nuestro apartamento. Se tumbaron en el sofá y se pusieron a ver películas toda la tarde, como si estuviesen en su casa. De pronto, Kelly se levantó, abrió la nevera, sacó mermelada y mantequilla de cacahuete y se preparó un sandwich.

- Creo que el pan, la mermelada y la mantequilla de cacahuete son de Bob -le dije a Kelly.
- Da igual, seguro que no le importa -respondió, mientras le daba un mordisco a su bocadillo.

Kelly y Lucy

Y todo esto habiendo hablado sólo 2 minutos con Bob. Me quedé alucinado, pero la bajé a la tierra cuando al llegar a casa después de jugar al fútbol me faltaban una manzana y un yogur. ¿Pero qué cojones se han creido estas niñas?

- La próxima vez que queráis comer algo que sea mío me preguntáis -advertí con tono serio.
- Vale, vale -respondieron con sorna.

Desde ese día, pude oir algunos "Amr, ¿puedo comerme uno de TUS yogures?" dichos como sorna. Pero me dio igual, porque no volvieron a tocar mi comida.

Empezaron las clases, y entonces me di cuenta de que iba la cosa. Lucy cogió sus cosas y se mudó a mi casa para vivir con su amado. Era el comienzo de una ocupación en toda regla.

Pero no todos son malas noticias. A los dos días viviendo juntos, el moro discutió con Lucy por la noche porque decía que pasaba demasiado tiempo con su amiga Kelly. Le dijo bien claro que Kelly no le caía bien, y que ni él ni nadie quería que volviese a entrar en esta casa. Dicho y hecho: Lucy dejó de juntarse con una de sus dos únicas amigas para dedicarse en cuarpo y alma a su novio.

Kelly

Desde entonces, Lucy fue poco a poco tomando posesión del hogar. En un par de semanas empezó a cocinar a todas horas, haciendo sobre todo dulces, la especialidad de toda buena esposa americana. En poco tiempo la vi hacer magdalenas, pan con pasas, bizcocho de plátano y, sobre todo, galletas de chocolate, sus favoritas.

Chocolate cookies by Lucy

Tampoco descuida Lucy en ningún momento la alimentación de su 'baby', como le llama habitualmente. Después de hacer el amor, al moro le entra hambre y le apetece jugar a los videojuegos. Entonces, mientras él mata orcos en calzoncillos, ella le cocina. Algunas veces el moruno tiene mucha hambre, y entonces le mete prisa a Lucy:

- Lucy, FOOOOOOOD!!! -grita, sin levantar los dedos del teclado.

Ella, obediente, espabila, cocina más rápido y le sirve la comida en la mesa de su habitación, para que no tenga que ausentarse de los reinos del World of Warcraft ni un segundo. Y así, semana tras semana, transcurre la vida en 'the cave'.

The Cave

El nombre 'la caverna' viene de que la pareja se pasa la vida en el cuarto con la puerta cerrada, y al estado lamentable de desorden en el que se encuentra la habitación. Un día, Bob y yo decidimos imprimir en tamaño póster la foto de una cueva, y pegarlo en su puerta. Desde entonces, ese es su nuevo nombre.

Inside "The Cave"

Ultimamente he tenido varios conflictos con Lucy. La niña cuando cocina utiliza todos, absolutamente todos, los utensilios de la cocina, y los deja llenos de masa de galletas en el fregadero. Entonces, cuando yo me levanto y voy a hacerme unos cereales para desyunar, me doy cuenta de que todos los tazones y las cucharas están sucios. Me toca lavarlos, y lavar platos que tu no has ensuciado nada más levantarte no sienta muy bien.

Para que esto no ocurra muy amenudo, tengo que recordarle que limpie los platos varias veces al día. Ella se lo toma a mal y me da voces, que yo respondo con más voces y la invitación de que se vaya a su casa a cocinar. Entonces, sale de la cueva sin mirarme a la cara, limpia todos los platos y se vuelve a meter. Estamos sin hablarnos un día y luego todo vuelve a la normalidad.

La semana pasada la situación llegó al límite. Como le gustan mucho las plantas, ha comprado un arbolito y lo ha puesto en el salón. Nada de un geranio pequeñito, no, un arbolito con tronco y todo. Por supuesto, no nos ha consultado a ninguno para ver que nos parece.

El árbol de Lucy al lado de la planta de Lucy


Más de una vez hemos Bob y yo hemos pensado en echarla de la casa, sobre todo cuando empezó a usar su jabón sin permiso, y él lo escondía y Lucy lo encontraba y lo usaba de nuevo. Bob se volvió loco y empezó a dar voces:

- She is out, she is out! -gritaba con cara de odio.

Sin embargo, al final siempre acabamos tranquilizándonos y no la liamos. Quedan muy pocos días para que termine el cuatrimestre, y no merece la pena tener malos rollos. Habrá que intentar ser feliz con Lucy, aunque sea un poco más difícil.

lunes, 17 de marzo de 2008

Llegada a Honolulu

Ayer llegué a Honolulu. El viaje estuvo bien, aunque me mosqueó que los de US Airways no me diesen de comer en el avión a pesar de ser un viaje de casi 7 horas. Si querías comer, a pagar $7 por una mierda de sandwich artificial o una ensalada de plástico. Así que llegué con más hambre que el que se perdió en la isla. ¡Por lo menos no me perdieron las maletas!

Lo primero que llama la atención son los Hawaiinos. Son muy parecidos a los asiáticos, pero como más oscuros. Sin embargo, la mezcla entre americano y hawaiiano da lugar a mujeres rubias, de ojos ligeramente rasgados y muy bellas. Como en las películas.

(Koa y una bella hawaiiana)

Lo segundo que se nota al salir a la calle es el clima. Hawaii tiene un clima tropical, y en estas fechas es el final de la estación lluviosa. La temperatura es muy agradable y todo el mundo va en camiseta, pero el ambiente se nota bastante húmedo.

Me vino a recoger Koa con un amigo suyo llamado Kevin en un coche que habían comprado por $50. Hacía un ruido horrible, pero se movía. Lo primero que hicimos fue comprar unas cervezas de bienvenida. Fuimos a una tienda suburvial de chinos en la que cogían packs de 24 cervezas, los partían en grupos de 6, les ponían cinta aislante para que las botellan no se cayesen y ponían que estaban en oferta. Que cracks, si es que se buscan la vida de cualquier manera!

Decir que Honolulu no es una playa con cuatro cabañas de madera, sino un pedazo de ciudad con casi un millón de habitantes y edificios de 30 pisos. Hay que coger la autovía para moverse de una zona a otra. El mar está en la parte externa de la isla (obvio), y en la parte del centro hay varias montañas y creo que un volcán que ya está dormido.

La casa de Kevin era bastante grande, y vivían en ella 5 personas. Al parecer la vivienda es muy cara aquí, $2700 dolares de alquiler por esa casa concretamente. Habían venido un chico y una chica de New Mexico también, y estaban allí. Conocí a Pablo, uno de los compañeros de piso de Koa, y estuvimos todos charlando un rato mientras disfrutábamos de las cervezas fresquitas.

A eso de las 23:30 nos fuimos para casa, no sin antes parar a comer algo porque me estaba muriendo de hambre. Koa, Pierre y Pablo viven en el 7º piso de un bloque a apartamentos. El sitio no está mal, con buena iluminación y bastante amplio. A mi me toca dormir en el sofá. Mañana iremos a la playa de Waikiki por la tarde (aquí no tienen vacaciones todavía, y trabajan por la mañana).

(Vistas desde el apartamento)

martes, 11 de marzo de 2008

Palomas

Aquella mañana se levantó bruscamente de la cama, empapado en sudor. Había tenido un sueño muy extraño, una premonición: había comprendido que su misión en este mundo.

Tan sólo eran las 6:30 de la mañana y estaba amaneciendo. Se vistió con tranquilidad y preparó un café solo muy cargado y sin azúcar, su favorito. Se lo tomó a sorbos cortos, difrutando de su aroma, mientras escuchaba las noticias por la radio. La misma mierda de siempre. Seguro que el mundo sería un poquito mejor si no existiesen esas sucias ratas con alas.

Salió de su apartamento y el brillo del sol le obligó a entrecerrar un poco los ojos. Le invadía una sensación mezcla de inquietud y excitación. Hacía buen tiempo. Era el día perfecto. Caminó muy despacio, en dirección a los coches aparcados en el parque de enfrente. No sabía por qué, pero estaba convencido de que allí encontraría lo que buscaba.

Efectivamente. Entre un Golf negro lleno de polvo y un todoterreno anticuado pudo ver tres palomas picoteando los restos de una bolsa triskis que algún cerdo había tirado al suelo la noche anterior. -El que lo hizo también merece morir. Como las palomas -pensó para sus adentros.

Se acercó por detrás, lentamente. Ahora podía verlas mejor. Eran de un color gris ceniza, con toques de verde y rojizo. Contempló la fealdad de los animales que tenía delante, y se preguntó porque la gente tiene una imagen tan buena de ellas: color blanco, puras, saliendo de la chistera de algún estúpido mago entre los aplausos del público y poniendo el broche final al truco. Perp la realidad era bien distinta, y él lo sabía. Recordó cuando era joven y corría detrás de las palomas por el parque del retiro. Cuando se acercaba mucho salían a volar, así que a veces intentaba tirarle las llaves de casa, pero nunca atinaba. Sonrió. Esta vez no caería en el mismo error.

Se agachó y fue andando en cuclillas, sin hacer ruido, hasta tener a los animales a unos pocos centímetros. La que más asco le daba era la de la cabeza verde. Seguía comiendo, confiada. Sin duda su cerebro era más pequeño que un cachuete. Entonces, con un rápido movimiento, sujetó al pájaro con la mano izquierda y con la derecha le arrancó la cabeza. Después de eso se sintió mucho mejor.