martes, 31 de julio de 2007

Soy un Lobo!!

Esta mañana más clases de inglés. De nuevo madrugamos y a las 9 al tajo. El profesor nos pide a todos los deberes del día anterior para corregírnoslos, a pesar de ser una tontería. Al parecer aquí es todo así, todo te lo corrigen y te lo evalúan. Además de eso tiene una sorpresa para nosotros. Tenemos que elegir un artículo de una lista, leerlo, y la semana siguiente tendremos que exponerlo durante 10 minutos en inglés delante de toda la clase. Esa presentación será un 60% de la nota del curso. Hay varios artículos interesantes, pero al final me quedo con "Friends, good friends... and such good friends", que habla del valor de la palabra amigo en diferentes paises y de los distintos tipos de amistad. Por ejemplo, hay en sitios donde a una persona que acabas de conocer hace 5 minutos la llamas amigo, mientras que otras culturas sólo llamas amigo a una persona con la que realmente te llevas muy bien.

Después del curso voy con Berenice a hacerme el LoboCard, que es la tarjeta de la universidad. Con ella puedes utilizar todos los servicios de la UNM: gimnasio, piscinas, etc., además de tener descuento en algunos sitios como el cine, o de poder usar los autobuses urbanos de la ciudad gratis. En fin, como dice en el cartel: LoboCard, your passport to UNM!


A diferencia de las universidad españolas, aquí son bastante eficientes y organizados y te hacen la tarjeta rapidamente. Sólo tuve que ponerme en una fila, rellenar un papel con mi número de estudiante y mi nombre, enseñar el DNI para probar que todo era cierto y echarme una foto. A los 5 minutos ya tenía mi tarjeta. ¡Ya soy un Lobo! jaja. Diego, el paraguayo, me dijo que me llevaría a la piscina y al gimnasio, así que ya comentaré aquí mis impresiones.

Empiezan las clases (de Inglés)

Me levantó temprano, desayuno, me doy una ducha y Fernando llega a la casa para recogernos y llevarnos a las clases de inglés. Berenice, Lydie y yo estamos apuntados al mismo curso, así que vamos juntos. El paseo es muy agradable. El campus tiene muchas zonas verdes y es muy acogedor. Después de unos 10 minutos andando llegamos al Mesa Vista Hall que es donde tendremos las clases de inglés las próximas dos semanas.


Llegamos. La gente del curso es toda bastante mayor, la mayoría van a trabajar como asistentes de profesores en la universidad mientras se sacan el doctorado. Hay varios asiáticos, una brasileña, un italiano y un hombre de Puerto Rico que va a trabajar en el departamento de informática, así que igual resulta ser mi profesor, quién sabe! Los profesores del curso son dos hombres no muy mayores y muy majos: Agripino, de Brasil, que es un poco amanerado, y Paul, de Los Ángel, que es muy simpático y se le entiende muy bien. La clase se hace corta, sólo dos horas, pero ya desde el primer día nos mandan deberes. Además, nos comentan que tendremos exámenes y que habrá una nota del curso y todo, a pesar de no ser algo académico.


A la tarde vamos al centro bautista a por muebles. Al principio de cada semestre los bautistas regalan muebles a las estudiantes nuevos para que los pongan en su piso. En este caso ninguno necesitamos muebles, pero Fernando dice que quiere un sofá nuevo para la casa donde vivimos ahora mismo y también algunas ollas, así que como él no puede coger nada le acompañamos. Nos recibe una mujer muy simpática, pero no nos deja coger nada porque necesitamos unos tickets rojos que nos tienen que dar en el check-in. Mi check-in es el 15 de Agosto, pero los demás lo tienen al día siguiente, así que ya se pasarán a por los muebles cuando lo tengan.

Damos un pequeño paseo por el campus en coche y volvemos a casa. Yo me quedo chateando por el messenger, ordenando fotos y escribiendo en el blog toda la tarde. A las 10 me entra un sueño horroroso a pesar de que estoy acostumbrado a dormirme tarde en España (será el jetlag), así que hago los deberes de inglés rápido y a las 10:30 ya estoy metido en la cama. Estaba tan cansado que ni me preparé cena. Mañana será otro día.

lunes, 30 de julio de 2007

De compras

Ayer sobre las 6 de la tarde recogimos a la chica francesa en el aeropuerto. Se llama Lydie y tiene 3 hijas (muy guapas, por cierto). Ha venido a Nuevo Mexico a hacer su PhD (doctorado) en linguística y va a dar clases durante el año mientras lo hace. En Septiembre vuelve a Francia a por el visado de trabajo y se trae a sus hijas a vivir aquí.

Después de que se instalase en la casa fuimos a comer algo. Lydie tenía ganas de comer enchiladas, así que fuimos a un restaurante mexicano. Me pedí una cerveza de beber y instaneamente la camarera me pidió el ID (un documento de indentificación, por ejemplo el DNI) para comprobar que de verdad tengo 21 años. Aquí son muy muy estrcitos con ese tema. Realmente me parece absurdo que se preocupen tanto por el alcohol en un país en el que cualquiera puede llevar un arma... Pedí para comer unas fajitas de pollo que estaban muy ricas, pero como antes nos habían puesto dos raciones de nachos porque la comida se había retrasado, estaba bastante lleno y no pude terminarmelo todo. Entonces, Fernando pidio una caja y la camarera me llevó una caja como la de un BigMac. Eché ahí toda la comida y me la llevé a casa para el día siguiente. Es curioso como en España no se hace algo tan lógico como ésto y se prefiere tirar y desperdiciar la comida.


Cuando terminamos de comer fuimos a un supermercado muy grande y que está abierto 24 horas llamado WAL MART. Al parecer es bastante conocido aquí en Estados Unidos porque sus precios son muy baratos, pero lo consiguen pagándole poco a sus empleados y no tratando bien a sus clientes, por lo que no tiene muy buena fama.


Hice una compra pequeña, para sobrevivir unos días, intentando en todo momento no comprar mucha comida basura. Ya he salido a comer fuera un par de veces y me estoy empezando a dar cuenta de que como siga así es fácil que vuelva a España convertido en bola. Por eso basicamente compré fruta, verduras para ensalada, cereales, arroz, un poco de pollo, pasta, atún, leche y yogures. La fruta carísima, y alguna la vendían por piezas en vez de por libras. ¡Una naranja $0.70, que locura! Luego, aquí todo era en plan industrial: garrafas de leche y zumo de 6 litros, paquetes enormes de carne... ¿no se dan cuenta de que hay quien necesita comprar sólo para sí mismo? Y por último, la cajera tenía como una cosa que giraba con las bolsas de la compra, muy parecido a los estantes cilíndricos de libros que rotan. Según iba cobrándote las cosas, las echaba a una bolsa y hacía girar el aparato ese, de forma que la bolsa quedaba mirándote a ti, la desenganchabas y la echabas en el carro. Muy curioso.

Cuando llegamos a casa, guardamos la compra y conocí al chico paraguayo que vive en la casa, que pasa fuera los fines de semana y ya había vuelto. Se llama Diego y es muy majo. Está aquí estudiando inglés porque le han dado una beca por jugar al rugby. En primavera empezará sus estudios de Empresariales en la UNM y se quedará por lo menos dos o tres años más. Se ofreció a enseñarme el campus un día de estos, oferta que acepté. Después de hablar un rato me fui a la cama porque estaba bastante cansado. Tenía que madrugar, ya que al día siguiente empezaba el curso de inglés a las 8:45.

domingo, 29 de julio de 2007

Todo tiene solución

Me levanto a las 11 de la mañana. Dan un café gratis de 6 a 10, pero prefiero quedarme a descansar. Después de eso enciendo el ordenador a ver si hay noticias de la gente de la universidad. Nada. Intento buscar en Google Maps una alternativa, ya que mañana empieza el curso de inglés y el motel está en medio de una carretera enorme aparado de la ciudad, pero no encuentro ninguna solución que me convenza. Desesperado, voy a recepción a ver si el señor me puede echar un mano.

Hace unas llamadas para ver si hay algún hotel u hostal cerca de donde va a ser el curso pero no encuentra nada. Y justo en ese momento suena el móvil. Es Fernando Maremsa, la persona encargada de los estudiantes internacionales y quién debía haberme recogido el día anterior. Se disculpa, dice que pensaba que llegaba hoy en vez de ayer y que esta mañana se ha dado cuenta del error y me ha llamado en cuanto ha leido mi e-mail. Dice que en media hora viene a recogerme al motel. Lo justo para darme una duchita y relajarme un rato.

Por fin llega Fernando. Es un señor cubano bastante mayor pero muy simpático. Lleva calzonas, deportivas y los calcetines subidos. Me monto en su todoterreno y me lleva a la famosa casa internacional. Se trata de una casa suya y de un amigo que alquilan por habitaciones a estudiantes internacionales. Me alojaré con una chica de Honduras muy simpática que se llama Berelice, otra chica francesa que llega esta tarde, y con un paraguayo y un thailandés que aún no han llegado. Tengo una habitación para mi sólo, con tele y algunos muebles. El sitio tiene buena pinta. Está dentro del campus y cerca de donde daré el curso, así que creo que estaré agusto estas dos semanas.

Una vez instalado Fernando me lleva a comer algo porque me estoy muriendo de hambre. Vamos a un restaurante típico de aquí con comida de Nuevo Mexico y mi acompañante cubano me pide un desayuno con huevo frito, bacon, patatas, un zumo, un café y un pancake. La comida está muy rica. Al parecer aquí con todo te ponen chile, que es una salsa mexicana que pica que da gusto. Le eché un poco a las patatas para probarla y está buena, pero es cierto que es bastante fuerte. El pancake es como una tortita dulce muy rica. Se puede tomar con mantequilla y mermelada, con miel o como te de la gana.


Después vamos en coche a comprar unas bombillas y una hamburguesa para un electricista que está arreglando algunas luces de la casa. Por el camino me voy fijando en el entorno y me sorprende lo diferente que es América y España. Para empezar en América todo el mundo tienen un todo terreno o una furgoneta. Aquí sólo se ven coches grandes. También me llama mucho la atención que los edificios son todos bajitos y muy separados unos de otros, lo que le hace que parezca que siempre te encuentras a las afueras de la ciudad. Dice Fernando que en América hay mucho terreno para construir y por eso se hacen las cosas de esta manera. Por fin llegamos a la mega-ferretería y compramos las bombillas. En Estados Unidos TODO es grande, es increible.

A la vuelta paramos en una gasolinera. Es de autoservicio, como en España, pero aquí los surtidores tienen una ranura para meter la tarjeta de crédito para que no sea necesario tener a un empleado encargado de cobrar. ¿Por qué no hacen lo mismo en España?

Ahora mismo está lloviendo. El clima en Nuevo Mexico es como en el desierto: mucho calor durante el día y a la noche bajan bastante las temperaturas. Además, en invierno hace frío y nieva muy amenudo. Esta tarde seguramente vaya con la chica de Honduras y con Fernando a recoger a la francesa. Os mantendré informandos de las novedades.

Lisboa - Nework - Albuquerque

Hoy a las 5:15 de la mañana comienza todo. Me levento muerto de sueño, me doy una ducha y salgo con mis padres y mis dos hermanos en coche hacia Lisboa, donde tengo que coger el avión a las 12:15 de la mañana. Llegamos con tiempo de sobra, y sin mayores problemas y después de despedirme de mi familia me subo al avión.

El vuelo sale puntual y el avión es más amplio que otros en los que había estado antes. Además, tiene unas televisiones pequñitas para cada 9 asientos donde van poniendo películas, y te dan una manta y una pequeña almohada para apoyar la cabeza. El viaje dura 7 horas y media, pero se me hace bastante corto ya que la mayor parte del tiempo lo paso dormido. Cuando quedan apenas media hora para aterrizar reparten a los pasajeros unos papeles que hay que rellenar para temas de inmigración, en los que te preguntan más cosas absurdas como si traes algo escondido con intención de venderlo en Estados Unidos.

Al llegar a Nework (un aeropuerto del estado de New Jersey) me sorprende que la gente salga corriendo del avión. La razón de esto la descubro cinco minutos después: todos los extranjeros tienen que pasar una entrevista antes de poder pisar tierras yankis. Trás una hora de cola me llega el turno a mí. Un mero trámite: qué vas a hacer en Estados Unidos, donde te vas a alojar y revisarte los papeles.

Después de esto tuve que coger las maletas y registrarlas de nuevo para el nuevo avión. Mientras esperaba dos horitas más de cola conozco a un chico y una chica españoles que iban a estudiar a Monte Rey (México) con una beca similar a la mía. Habían perdido el vuelvo porque el anterior se había retrasado, y les tuvieron que buscar uno nuevo para el día siguiente y un hotel para pasar la noche. Nos damos los e-mails por si acaso algún día decidimos hacernos una visita.

Tanto esperar me había dado hambre. Allí eran las 7 de la tarde, pero en España serían las 12 o la 1, así que decido comer en mi primer restaurante de comida rápida tras mi llegada a América. Como McDonald es muy típico, me decido por un restaurante cuyo nombre no conozco y en el que serven perritos y unas hamburguesas como una pinta menos artifical que las de la M y el payaso. Me pido un menú de "Super Cheese Burger" con bebida y patatas grandes que me supo igual que en cualquier sitio de este tipo, y después de comérmelo y comprarme el último libro de Harry Potter voy a la puerta de embarque.


Aquí es donde se empiezan a torcer las cosas. La puerta de embarque está vacía, a pesar de que el nombre y el número del vuelo son correctos. Me quedo esperando hasta que aparece una chica italiana que se encontraba en la misma situación que yo y me dice que ha habido un error y realmente es la puerta C87 y no la C97, y que además el vuelo viene con retraso. Una hora después y con treinta minutos de retraso sobre el horario previsto estoy montado en el avión.

Esta vez el viaje es nocturno. Me duermo la mayor parte del trayecto, con la extraña sensación de que hemos parado bastante tiempo a mitad de trayecto como en un desierto (seguramente paranoias mías por el cansancio). Poco antes de llegar una mujer se cae al suelo y se queda inconsciente sin ningún motivo, pero la reaniman y la cosa no va a mayores. Por fin, tras pasar una zona de tormenta (se veían los rayos desde la ventanilla), aterrizamos en Albuquerque.

Obviamente, la persona de la universidad que tenía que ir a recogerme no aparece. Son las típicas cosas que me ocurren, así que me lo tomo con humor. Después de esperar una hora y preguntar a un policía que donde pueden estar esperándome, se acerca un taxista. Le cuento la historia y se ofrece a ayudarme a buscar la "Casa Internacional", un lugar dentro del campus donde se supone que tengo una habitación reservada en la que me quedaré hasta que abran la residencia.

El taxista es auténtico: todo vestido de color vaquero, con sus botas, un bigote, una coletilla detrás y una gorra de cuero de Harley Davidson. Vamos a hasta el campus, preguntamos a la policía de allí y tras hacer unas llamadas nos dice que sabe donde es el sitio. Por supuesto, vamos para allá y no lo encontramos, así que el taxista me aconseja que me queda en un motel a una milla de la universidad.

El taxi me cuesta 40 dólares (carísimo para el tiempo que lo usé) y le doy 5 dolares al señor de propina, ya que es costumbre aquí. El motel no es caro, 39$ la noche, pero me suman un suplemento de 6$ por entrar de noche. Es como en las películas, el típico motel americano que sale por ejemplo en Pulp Ficition. La habitación es amplia, tiene teléfono local gratuito, baño individual, una tele muy grande, dos camas y aire acondicionado.


Hablo por teléfono con mis padres para contarles la situación y me conecto a Internet para escribir un mail a la gente de la universidad dándoles mi número de móvil y de habitación y pidiéndoles que se pongan en contacto conmigo lo antes posible para solucionar todo el tema. Después visito rapidamente las webs de los periódicos españoles y escribo estas líneas, ya que mañana me acordaré peor.

Y dicho todo esto me voy a la cama, que estoy muy muy cansado. Ha sido un día duro con tanto viaje y tantas complicaciones. Además mi cuerpo está un poco perdido con la diferencia horaria. Espero que mañana sea un día algo mejor y consiga solucionar todo esto. Pase lo que pase lo escribiré por aquí.

viernes, 27 de julio de 2007

Preparativos

Mañana a las 12:15 cogeré en Lisboa el avión que me llevará a Nuevo México. Hoy es día de preparativos: ropa, maletas, prisas... y de despedidas: más de 10 meses sin ver a gente muy importante para mi.

De aquí en adelante intentaré escribir en este blog todas mis impresiones sobre mi estancia en Estados Unidos, la universidad y la gente.