jueves, 10 de enero de 2008

La Fábula de la Cigarra y la Hormiga

Aprovechando el parón vacacional, he aquí la famosa fábula de la cigarra y la hormiga adapatada por el gran Alfredo de Hoces a los tiempos que corren:

Cantó la cigarra durante todo el verano, retozó y descansó, y a finales de otoño se calzó la corbata y fue a ver a la hormiga, que llevaba dos estaciones recolectando grano. No dejes que tu grano se devalúe –le dijo-, ¡inviértelo! Compra esta semilla, y al llegar la primavera tendrás un frondoso árbol que podrás vender por el doble de su precio actual. La hormiga se fió de la cigarra, pues ésta tenía dos MBA’s por la Universidad de Oklahoma, le entregó su grano y plantó la semilla a las puertas del hormiguero. Llegó el invierno, subieron los tipos de interés, la hormiga no pudo hacer frente a la hipoteca y el banco le embargó el hormiguero entero, que compró la cigarra con el grano de la hormiga. La cigarra montó un hotel y se fue a las Bahamas a vivir de las rentas. La hormiga se quedó esperando a que la semilla diera sus frutos y a los tres meses pidió ayuda al gobierno, que indemnizó a la hormiga por la estafa de la cigarra con el dinero de los impuestos de todos los animales del bosque. Aún así la hormiga se murió de hambre, y le estuvo bien empleado, por gilipollas.