lunes, 18 de febrero de 2008

Me duele el mar

Genial columna de Alfredo de Hoce, el autor de Fuckowski.

Me duele el mar


Recuerdo que de niño contaba los días que faltaban para fin de curso. Tras el último día de escuela volvía corriendo a casa, metía en una mochila mis tebeos favoritos y esa pequeña libreta donde mis buenos amigos del colegio me apuntaban sus direcciones al lado de emotivas promesas de amistad eterna, y me sentaba en el sofá a esperar impaciente a mis padres, que preparaban las maletas. Ya de noche, cuando todo estaba listo, nos metíamos en el coche y partíamos a Torre del Mar, dejando atrás el centro de Málaga. Mi hermana y yo pasábamos todo el viaje inventando cancioncillas tontas y contemplando el costero paisaje que nos brindaba la carretera antigua. Por fin, tras una hora que siempre se me hacía interminable, aparcábamos el coche en el Paseo de Larios y subíamos las cosas al apartamento. Yo me dejaba embriagar por la brisa nocturna, esa brisa cálida que huele a arena húmeda y a fuego, esa brisa que es la caricia del mar. Por fin de vuelta, me decía. El mar siempre fue más mi hogar que la tierra. Tenía la sensación de que el verano no acabaría nunca; pero septiembre siempre llegaba y regresábamos a Málaga por la carretera antigua, y mi hermana y yo guardábamos silencio y contemplábamos la mar revuelta a través de una ventana salpicada de lluvia. Qué lento parece pasar el tiempo cuando eres niño; y un buen día te miras al espejo y tienes treinta años y un montón de canas y tienes que bajar a la playa a buscar tus recuerdos.

Frente al mar jugué con mi hermana hasta caer exhausto; frente al mar lloré de risa en compañía de mis mejores amigos. A orillas del Mediterráneo, una noche de San Juan, me besé apasionadamente con una mujercita que se me llevó la virginidad y a la que no volví a ver nunca. En un mar negro pintado de estrellas me bañé desnudo con aquella rubia belga a la que tanto quise; ella me abrazó y me susurró al oído un te quiero dulce y salado que me caló hasta lo más hondo. El mar también me ha visto llorar. Aquella tarde en que supe que había dejado de ser niño bajé a la playa, me senté en la orilla y me aferré con fuerza a la arena, pero la infancia se me escurrió por entre los dedos y me arrancó dos lágrimas amargas que se llevaron las olas. Cada vez que la vida me ha roto en pedazos he ido a esconderme al Puerto de La Caleta. Allí, en mi rincón del mundo, he pasado largas tardes viendo partir a los pesqueros con su estela dorada y su corte de gaviotas, buscando respuestas en el horizonte. El mar me ha enseñado que siempre viene la calma tras las tormentas de la vida; que siempre hay otro verano, otro atardecer, otro barco, otro amor. También recuerdo que una vez el mar, enfadado, estuvo a punto de matarme. Pero lo perdoné, porque al mar, como a todo lo que se ama profundamente, se le perdona todo.

Ahora vivo muy lejos y aquí casi siempre es septiembre. Ya no hay mar detrás de mi ventana salpicada de lluvia, y los atardeceres ya no huelen a hogueras lejanas. Soy feliz, pero hay veces en que el mar me duele, y el alma se me revuelve y se me ahoga como un pez fuera del agua. Entonces solo quiero volver, pero la vida aún no me deja. Quizás aún falten muchos años o quizás no suceda nunca. Por si acaso he dejado escrito que, cuando muera, quiero que me incineren y que arrojen mis cenizas al Puerto de la Caleta. Me gusta pensar que algún pesquero se llevará mi alma enredada en su estela dorada, y que las gaviotas me acompañarán mar adentro, a reencontrarme con mis pedazos rotos, con mis lágrimas, con esos amores a los que no volví a ver nunca, con todos esos compañeros que un día me juraron amistad eterna. Volveré entonces a ser niño y jugaré con mi hermana hasta caer exhausto, lloraré de risa con mis mejores amigos, y siempre será verano y ya no me dolerá el mar.

Alfredo de Hoces. http://www.alfredodehoces.com

domingo, 17 de febrero de 2008

La parábola de los talentos

Un hombre, antes de emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro sólo uno talento, a cada uno según su capacidad. Luego se marchó. El que había recibido los cinco talentos fue en seguida y negoció con ellas y ganó otros cinco talentos. Así mismo, el que recibió dos talentos ganó otros dos talentos. Pero el que había recibido uno talento fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. El que había recibido los cinco talentos llegó con los otros cinco talentos. “Señor,” dijo, “usted me encargó cinco talentos. Mire, he ganado otros cinco talentos.” Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” Llegó también el que recibió dos talentos. “Señor,” informó, “usted me encargó dos talentos. Mire, he ganado otros dos talentos.” Su señor le respondió, “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” Después llegó el que había recibido sólo un talento. “Señor,” explicó, “yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo.” Pero su señor le contestó: ¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses. Quítenle los talentos y dénselos al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.

viernes, 15 de febrero de 2008

Historia de un Éxito

Hoy me he topado con un artículo en el periódico que me ha llamado mucho la atención. Se trata de la historia de Ginés Carvajal, el agente más importante de nuestro país.

Cuando sólo tenía 15 años se reveló contra el destino que tenía escrito y se marchó a Barcelona a vender periódicos. Ahora representa a jugadores de fútbol como Raúl Gónzalez Blanco o Iker Casillas, y a entrenadores como Juande Ramos o López Caro.

Este artículo me gustaría dedicárselo a todas esas personas que tienen asumido su futuro de mileuristas, viviendo en casa de sus padres hasta los 35 años. Todas esas personas que prefieren lamentarse de que es que sus padres no tienen dinero para pagarles unos estudios en el extranjero o en una super-universidad, que la vida no les ha dado tantas oportunidades cómo a otros, que no pueden hacer nada y que 'no es tan fácil'.

¿Quién dijo que fuera fácil? Logicamente, si has tenido la suerte (o desgracia) de ser el hijo de Julio Iglesisas, tu vida estará solucionada. Sin embargo, en el resto de casos hace falta mucho valor y coraje, y a veces ser capaz de dejar muchas cosas importantes atrás, para labrarse el futuro deseado.

A continuación, el artículo.


El agente 'Maravilla'

CARLOS E. CARBAJOSA | JESUS ALCAIDE
(http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2008/02/15/futbol/1203113207.html)

Ginés Carvajal. (Foto: Alberto Cuéllar)
Ginés Carvajal. (Foto: Alberto Cuéllar)

"¿Sabes por qué te he elegido? Porque la primera vez que hablamos no me pediste ni el número de teléfono". Ésta podría pasar a la historia del cine como una de las declaraciones de amor más memorables. Pero no se trata de una película. Bueno, tal vez sí. Se trata de un momento decisivo e impactante en la filmación de la vida de Ginés Carvajal (Madrid, 1953).

Esas fueron las palabras que le dijo el hoy jugador más famoso de España al también hoy agente FIFA más importante de nuestro país. Entonces, Raúl González Blanco, la jovencísima estrella del Real Madrid, puso en manos de su nuevo agente el fabuloso y dorado mundo que se abría ante él. Ocurrió a finales de los años 90. Una década antes, Carvajal descubría una ladera noble por la que ascender hasta la cima de un mundo peliagudo y supercompetitivo. Muchos de los que le siguieron utilizaron otros costados para llegar antes. Pero no les fue igual. A Raúl y a Casillas, el otro faro de su fábrica, les ha ido de cine. El jueves firmaron sus contratos de por vida, con el Madrid. Ginés estuvo en Valdebebas para vivir ese momento cumbre de su carrera y de sus pupilos.

Carvajal no era conocido cuando se ligó al destino de Raúl. Ahora posee una cuadra de talentos futbolísticos de primer orden que mantienen con él una relación poco acostumbrada en el mercantilizado y deshumanizado mundo del fútbol. Ninguno está unido por contrato o documento alguno. Aquí no hay papeles. No hacen falta donde existen palabras como confianza, transparencia, lealtad y, muy importante, no tener reloj. "Un agente con jornada regulada de ocho horas no tiene nada que hacer. Siempre hay que estar disponible", recuerda el Jerry Maguire a la española. No es Tom Cruise, pero si se hubiera dedicado al cine, seguro que Ginés sería el representante de la estrella.

Esta es la historia de un personaje considerado desde hace mucho tiempo el agente de futbolistas más carismático, activo y eficiente de España. Carvajal sigue siendo el hombre de máxima confianza de Raúl e Iker, los vitalicios. También lo es de Míchel Salgado, de Fernando Morientes, de Juande Ramos… Nombres que suenan a éxito y a dinero. Pero hay muchísimos más, chicos casi anónimos a los que Ginés admitió en su club después de una mirada y una conversación. Con unos y con otros jamás firmó un solo papel, sólo los de sus contratos con los clubes a los que fueron: "Me he hecho kilómetros para ver a un jugador en la Ponferradina por un problema determinado. La clave es que todos, los famosos y los que han tenido menos suerte, tengan claro que no hay diferencias de trato, que me preocupo por todos. Y en muchos casos hay que mirar a la cara al chico. Prefiero estar cerca, aunque me tenga que dar una paliza en coche, que hablando por teléfono".

"Jamás pensé que mi vida se acercaría al fútbol. Me gustaba mucho, como a todos los españoles, pero lo veía como simple aficionado cuando estudiaba en el Ramiro de Maeztu. Con 15 años le eché un órdago a mi padre y me marché a Barcelona a vender prensa. Regresé para trabajar en una empresa de patentes y marcas y acabé en Valencia como delegado. En 1978 ya me lancé a la gran aventura de crear una agencia de viajes, Efitour, con otros socios como José Antonio Segurado o los Domeq. Acabé comprando su parte, trabajé con Aerolíneas Argentinas y, de repente, surgió la figura de Casildo Osés, que había sido gerente del Espanyol. Llegó el fútbol".

Carvajal tiene grabado en su memoria el momento en que Osés le hizo la propuesta que cambió su vida: "Quería que desde mi agencia organizaras el viaje de la selección checa, que entonces era campeona de Europa, a Sudamérica. Una gira con problemas. Hablamos de un equipo del Este en una zona conflictiva que atravesaba una guerra entre Perú y Ecuador, por ejemplo. Todo fue muy complicado. Había que revisar los visados en cada aeropuerto. En La Paz vivíamos bajo un estado de sitio antes de dos partidos con Bolivia".

(Foto: Alberto Cuéllar)

(Foto: Alberto Cuéllar)

"Nos suspendieron varios encuentros por motivos de seguridad. Pero acabé haciendo amistad con Josef Venglos, el seleccionador, y fui conociendo a gente que me ató al fútbol. Venglos me pidió cinco postales con sus sellos para cada jugador cuando tuvimos que quedarnos varios días en Bolivia. Con eso les bastaba". Después me especialicé en giras de equipos del Este y en España me fueron llamando clubes. Organicé viajes a México del Atlético, el Sevilla. Y claro, conocí jugadores".

Carvajal comenzó en la época del derecho de retención, cuando los clubes podían esclavizar a sus jugadores de por vida. Aquello duró poco y la legislación evolucionó al ritmo en que los futbolistas iban poniendo sus asuntos en manos de agentes: "Comencé con Mino, que pasó del Sporting al Madrid, pero en plan serio con total dedicación, el primero fue Adolfo Aldana, de la cantera del Madrid. Hoy sigo teniendo a varios chicos de la cantera madridista. Si no llegan a la élite pueden estar seguros de que seguiré con ellos. Algunos se fueron, a veces por malos consejos de los padres, que quieren ir más deprisa de lo debido, o que se dejan engatusar por promesas imposibles".

Un histórico de la representación, Alberto Toldrá, fue su primer colaborador. Hace mucho tiempo que se separaron. Ginés trabajaba 25 horas al día y decidió independizarse. Le recuerda con mucho respeto, aunque hay quienes quieren enfrentarles. "Aquéllos eran tiempos muy complicados, en los que no había móvil y los contratos se gestionaban a través de teléfono fijo, télex o fax", recuerda.


Mucho móvil, mucha moto y poco avión

Ginés Carvajal no da la imagen del representante al uso. Huye del escaparate, siempre se mueve por Madrid a lomos de una scooter para evitar los atascos y reniega del avión porque le aterran las esperas interminables en los aeropuertos. Prefiere moverse en coche, aunque tenga que recorrerse España de costa a costa y volver en el día. Así puede pensar en sus cosas, un auténtico lujo. Intenta que su esposa, Arancha, no le termine viendo como a un extraño. Su hija, Amaya, sigue sus pasos, pero además con la licenciatura de Derecho. En plena era de las relaciones públicas, su privacidad no tiene precio. "Jamás ha venido un jugador mío a comer o a cenar a mi casa. Es sagrada".

SU 'CLUB'. Tiene a unos 40 futbolistas en su club. En Primera División, al margen de Raúl y Casillas, aparecen ilustres como Salgado o Morientes, y emergentes como Zapater. Mantiene a una veintena de futbolistas de Segunda y Segunda B. También cuenta con técnicos. Además de Juande, lleva a Juan Ramón López Caro. Cuando éste era el entrenador del Madrid, un sector de la prensa intentó demonizar a Carvajal.

LOS PADRES. Carvajal permanece muy atento a los movimientos de las canteras. Siempre está al día de los nuevos valores que van apareciendo: "Ahora surgen representantes cuando los críos tienen 12 o 13 años. Y muchas veces son abandonados cuando no progresan. Los padres también quieren, en ocasiones, llevar las carreras de sus hijos, pero salvo excepciones, piensan como padres. Es lo normal, pero no lo adecuado. La clave es la confianza. Por ejemplo, Meho Kodro [ex delantero de la Real y del Barcelona] dejaba sus asuntos en manos de su camarero porque confiaba en él".

COLABORADORES. Tiene una pequeña red de ojeadores en toda España que le informan de los nuevos valores que van surgiendo. En Madrid cuenta con el hijo de Armando Ufarte, leyenda del Atlético de Madrid y hoy en el cuerpo técnico de la Federación Española. "Es un fenómeno".

DESCONEXIÓN. El teléfono móvil es una extensión de su mano. O de su oreja (1.200 euros al mes). Lo desconecta al irse a la cama por la noche. No escucha los programas nocturnos de deportes: "No quiero sobresaltos porque la batalla por la audiencia produce escenas muy tensas y muchas veces surrealistas. En mi caso, no es bueno para mi salud".

Un giro

Desde hoy, voy a intentar cambiar el contenido de este blog. En vez de ser una especie de diario de mis vivencias Americanas, voy a intentar combinar las experiencias más interesantes en este país con un mayor número de reflexiones sobre la vida y cualquier otra cosa que se me pase por la cabeza. El objetivo: hacerlo más ameno e interesante para los lectores, y poder actualizarlo más amenudo.

¡Espero que os guste el cambio!

viernes, 8 de febrero de 2008

Qué gran verdad