International Party

El sábado se revolucionón la casa. Estábamos tranquilos sobre las 10:30 de la noche hablando en la sala de estar, yo tirado en el sofá sin camiseta, cuando de pronto se abrió la puerta y entró una chica mexicana. Con ella vinieron una pareja de ecuatorianos. Después de decirnos su nombre, lo siguiente fue: "Nos vamos a una fiesta internacional. ¿Os queréis venir?" Total, que el Jose el colombiano y yo nos apuntamos. Me di una ducha rápida y nos metimos en el coche.


Tardamos unos 15 minutos en llegar. La fiesta era en la zona industrial, en una especie de nave. Estaba todo oscuro y había unos cuantos negros con cadenas y pañuelos en la cabeza en la puerta. Tuvimos que enseñar el ID y pagar 5$ por entrar, que te permitían beber cerveza y calimotxo gratis durante toda la noche. Por dentro el lugar estaba preparado. Tenía unas luces de discoteca y un DJ contratado para la ocasión, aunque también había cosas como un piano o algunos sofás que debían ser propiedad del dueño del sitio. Al parecer se hacen fiestas internacionales el primer sábado de cada mes, y duran hasta las 6 de la mañana porque son fiestas clandestinas.

El ambiente era bueno, aunque no había mucha gente. Ponían hip-hop y R&B sobre todo, y la mayoría de la gente era de latinoamérica. No se si habría algún americano, pero al menos yo no conocí ninguno. Paulina nos presentó a unas chicas de venezuela y otras de colombia y estuvimos bailando salsa con ellas (aquí bailar salsa es primordial, en septiembre empiezo las clases). Luego me encontré con Omar, un tipo de venezuela también con una cresta que conocí cuando salí con Julio el mexicano.

A las 2:30 los ecuatorianos se marcharon para casa, y como eran los que tenían el coche nos tuvimos que ir con ellos Jose y yo. Al llegar a casa no teníamos sueño, así que nos quedamos tomando algo y escuchando unos cds de Carlos Vives que había traido de Colombia. Sobre las 3 llegó Paulina, la mexicana, que se había quedado un rato más. Al final nos quedamos hablando y comiendo sandwiches de jamón york y queso hasta las 5 de la mañana.


Al día siguiente la revolución continuaba. Paulina estaba en pie desde las 9 de la mañana diciendo que íbamos a ir al Mall. Aquí todo se escucha, así que a las 10 de la mañana me desperté por el ruido y ya no pude volverme a dormir. Esa mañana acabamos yendo al Mall, pero eso ya es otra historia...